Por Jaime Rochín del Rincón y Ricardo Sepúlveda.
El ejercicio de la libertad de expresión es uno de los indicadores más certeros de la vida democrática en un país, por su grado de importancia, este derecho, que es al mismo tiempo individual y colectivo, se encuentra avalado por las instituciones internacionales de derechos humanos. Asimismo, la Constitución mexicana contempla en su artículo sexto que: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”.