Alrededor del mundo, gobiernos y actores no estatales usan técnicas sofisticadas para monitorear, amenazar y acosar a personas defensoras de derechos humanos y periodistas. El incremento en el uso de tecnología digital ha empoderado activistas para reunir ciudadanos alrededor de causas comunes y mantener la transparencia de los gobiernos, pero también ha abierto nuevas puertas al espionaje y el acoso de activistas y actividades ciudadanas en línea.
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