Seguramente algún lector conoce la frase Nunca segundas partes fueron buenas, cuya referencia de origen es El Quijote de Cervantes.

Traigo esto a colación porque al parecer se abre una nueva oportunidad para que la sociedad civil especializada en el tema de Reforma Penal tenga un papel trascendental en el proceso, y coadyuve a lograr los objetivos planteados de tener un sistema de justicia eficiente, transparente y accesible y garantista, desde el terreno ciudadano. Esta nueva posibilidad se da en el marco de los resultados –poco fructíferos- de la relación entre la administración pasada y la sociedad civil interesada y especializada en temas de justicia y seguridad.

Vale la pena hacer un recuento breve de la relación que ha existido -hasta estos días- entre la sociedad civil y los órganos de gobierno encargados de coordinar la implementación a nivel estatal y federal. Digamos que en esta relación hay un déficit de ambas partes. Por un lado, las organizaciones sociales no han realizado acciones suficientes en cuanto a la difusión de cómo va la reforma penal, de qué resultados se han obtenido y cómo mejorar el proceso. Lo anterior, sin desconocer esfuerzos valiosos como los foros nacionales sobre seguridad y justicia, y algunos otros esfuerzos aislados de seguimiento. Lo que es claro es que no ha habido un esfuerzo conjunto, en donde se sumen energías de todas las organizaciones civiles y no sólo se lleven a cabo acciones dispersas que tienen un efecto menor.

Por el lado del gobierno, no se han creado los mecanismos efectivos de colaboración entre la autoridad y las organizaciones civiles para lo mencionado líneas arriba: crear agendas comunes, estrategias de su ejecución, y esquemas de seguimiento y control del proceso. En el sexenio anterior se realizaron algunas reuniones de carácter meramente informativo entre la SETEC y un conjunto de organizaciones de la sociedad civil focalizadas en informar sobre la situación que guardaba el proceso de implementación en las entidades federativas y en las instancias federales. Sin embargo, la información oficial difundida sobre el avance era meramente descriptiva. No fueron encuentros en donde se expusieran opiniones informadas con datos duros sobre cómo caminaba la implementación desde la perspectiva social, en contraste con la visión gubernamental, y a partir de ese ejercicio analítico se gestara una colaboración constructiva desde la sociedad para con la autoridad para mejorar el proceso, o ayudarlos a “ver” situaciones que desde el ámbito de gobierno son difíciles observar.

No obstante, a pesar de la brecha existente en la relación entre las organizaciones civiles y la autoridad, no todo está perdido. Pareció asomarse una luz al final del túnel el pasado 18 de julio cuando la SETEC convocó a las principales organizaciones civiles especializadas en el tema con el propósito de caminar por el mismo sendero. Esta buena señal trae consigo varios retos y obligadamente deberá evitar tropiezos e impasses que se dieron en el pasado. En esa reunión la SETEC mostró interés por recuperar y fortalecer la relación con organizaciones sociales mediante esquemas de trabajo conjunto. Para ello, presentó su plan de trabajo para colaborar con la sociedad civil y con ello comenzar a crear los mecanismos de comunicación y participación ciudadana en el proceso. En este programa de trabajo conjunto están definidas estrategias de cooperación, entre las que resaltan la cooperación con las organizaciones de la sociedad civil para el posicionamiento y la sensibilización de la implementación del nuevo sistema de justicia. Esto, dentro del marco institucional de colaboración de gobernanza y respeto a las actividades que realizan las organizaciones sociales y con la participación de agencias internacionales de cooperación.

Además de las estrategias, se presentaron un conjunto de acciones inmediatas y específicas para mejorar el proceso de reforma penal de manera coordinada con la sociedad civil. Por ejemplo, se “comprometieron” a firmar un convenio de colaboración con las organizaciones civiles participantes; a buscar financiamiento y apoyo técnico con instituciones como el Instituto Nacional de Desarrollo Social u organismos internacionales para ejecutar proyectos específicos con la ayuda de fondos nacionales o internacionales; a difundir con un leguaje simple los beneficios del cambio de sistema judicial, los avances obtenidos hasta el momento y dar un seguimiento “ciudadano” de los resultados alcanzados, y por último, a desarrollar esquemas de intercambio de información estratégica entre la SETEC y las organizaciones civiles para la formulación de agendas en el tema. En pocas palabras, crear sinergias en todos los ámbitos entre la sociedad civil y la autoridad para establecer dinámicas de trabajo conjuntas y productivas para ambas partes.

Por el momento, desde CIDAC les tomamos la palabra y ya enviamos un breviario de las cosas que se pueden ir haciendo. Entre otras, es recomendable unificar los criterios de medición tanto de la implementación como de la operación del sistema de justicia penal de corte acusatorio, para poder pensar en un seguimiento conjunto y crear e impulsar propuestas de política pública judicial para que lleguen a la mesa de las autoridades y se discuta su ejecución. Igualmente es necesario difundir ciudadanamente qué es la Reforma Penal, cuáles son las bondades de la nueva forma de procurar, administrar e impartir justicia, para favorecer la creación de consciencia y exigencia social en este tema.

El escenario parece idóneo, la autoridad abrió sus puertas para dejarse acompañar en el trayecto de la implementación del nuevo sistema de justicia. Ahora lo que resta por presenciar es si esta segunda parte será mejor que la primera. Hasta el momento en CIDAC, pasado casi un mes de la reunión entre la SETEC y las organizaciones civiles especializadas en el tema de Reforma Penal, ya hemos tenido señales de respuesta a nuestra comunicación. Todo parece indicar que no se cumplirá nuevamente la sentencia del Quijote. El tiempo y la voluntad política nos darán la respuesta.

 

Artículo originalmente publicado en Animal Político